Situación en Filipinas: Fundación Juan Bonal desea compartir un artículo del Philippine Daily Inquirer.
19/12/2013
Con iglesia o sin iglesia, las misas al amanecer continúan
El "Simbang Gabi" de nueve días y la misa al amanecer -una manera Filipina de prepararse para la Navidad- perduran, incluso en las zonas devastadas por supertifón "Yolanda". Es posible que hayan perdido sus hogares y sus bienes -de hecho, incluso su iglesia-, pero no han perdido su fe. Y así, El "Simbang Gabi" de nueve días y la misa al amanecer -una manera Filipina de prepararse para la Navidad- perduran, incluso en las zonas devastadas por supertifón "Yolanda".
El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) dijo el Domingo que la presencia física de iglesias no es necesaria. "Con o sin techo, todavía podemos practicar el culto, porque la Iglesia no es sólo un edificio. La Iglesia es el pueblo", dijo Sócrates Villegas, el Arzobispo de Lingayen-Dagupan a los periodistas.
La misa al amanecer tradicional comienza el Lunes. Algunos también la llaman "Misa de Gallo", algo que se cree observado sólo en Filipinas, de acuerdo con funcionariosde la Iglesia.
Siglo XVII
Villegas pidió a la gente, incluso a los que viven en las zonas devastadas por el tifón, que asistieran a las misas. "Si las personas se reunieran bajo los cielos claros, todavía podríamos llamarla Iglesia. Lo que es importante en este momento es la gente", dijo Villegas.
La misa del amanecer se ha conservado en este país, principalmente católico romano, desde el siglo XVII, para beneficiar a los agricultores que salían a sus campos temprano. "No puedes decir que no tienes iglesia a la que acudir, porque Dios está siempre en tu corazón cada vez que te detienes y oras, y cada vez que te das cuenta de que Dios está en ti", dijo Villegas. “Dios no tiene horario de oficina ni tiene un edificio donde haya que reunirse con él. Puedes hablar y encontrar a Dios en todas partes", dijo el jefe del CBCP.
Varias iglesias fueron severamente dañadas o destruidas cuando Yolanda descargó su furia sobre las ciudades y pueblos de las islas de Samar y Leyte el 8 de Noviembre. Una de ellos era la Iglesia de la Inmaculada Concepción en Guiuan, en el Este de Samar, una de las iglesias más antiguas del país y considerada como un Patrimonio.
Villegas dijo que aun cuando las iglesias fueran dañadas por el tifón, algunos de los materiales utilizados en las misas "como el vino y los libros" se salvaron.
Mucho que agradecer
Amamantando a su bebé de tan sólo unos meses, Nielson, en un centro de evacuación en la ciudad de Tacloban en Leyte, Joan Oseñares, de 27 años, dijo que esperaba con ganas poder asistir a la Misa de Gallo en la Iglesia Parroquial de Santo Nino. Oseñares se comprometió a completar el ritual de nueve días, incluso cuando Yolanda se había llevado su casa.
Janet Palacio, de 34 años, dijo Obseñares, su amiga, no quiso perderse la misa y se despertó el Domingo temprano, pensando que era el comienzo del ritual.
Enrojeciendo, Obseñares dijo que tenía "mucho que agradecer", porque sus vidas se salvaron de la ira de Yolanda.
La necesidad de dar gracias a Dios
Obseñares compartió con Palacio y sus seis hijos su lugar en la plataforma de una sala de deporte en el Complejo de Deportes de Leyte.
Palacio, embarazada de cinco meses de su séptimo hijo, dijo que ella también iba a asistir a la Misa de Gallo para agradecer a Dios la supervivencia de su familia.
Obseñares tiene otro propósito para asistir a la Misa. Explicó que había estado asistiendo a las misas anteriores a la Navidad durante años, porque estaba deseando el regreso de sus hermanos y parientes que actualmente viven en Metro Manila. "Yo era sólo una niña cuando se fueron. Ya no recuerdo sus caras. Me gustaría que volvieran a casa pronto", dijo.
Sin tarta de cumpleaños
Dennis Capaycapay, de 38 años, da las gracias a Dios por tener una hija como Denise Mae, que celebró su cuarto cumpleaños el domingo. Capaycapay, que está reconstruyendo su casa con materiales rescatados de los escombros, y su mujer, Mae, cantaron "Feliz Cumpleaños" a su hijo. También encendieron una vela a pesar de no tener un pastel en el que ponerla. "No tenemos dinero ni pertenencias y puede que nuestra Navidad no sea feliz, pero seguiremos adelante", dijo él.
Por Nina P. Calleja, Shiena M. Barrameda
Inquirer del sur de Luzón, Philippine Daily Inquirer
Primera publicación: 21:27 | Domingo, 15 de diciembre 2013