Alimento para los niños desnutridos de Kivumu

13/03/2019

La Hermana Marcelina Mukarukore nos relata la intensidad con la que viven su experiencia en la misión de Kivumu, en Ruanda. Allí llegan constantemente niños desnutridos, que son atendidos inmediatamente por las Hermanas.

La Hermana Marcelina nos acerca al caso de una familia con cuatro hijos, dos de ellos gemelos de dos años, que llegaron al Centro con un peso de 5 y 6 Kilos respectivamente, sin saber andar ni hablar, ni siquiera podían gatear. Les hospitalizaron a los dos con urgencia. La Hermana cuenta cómo le impresionaba verles. Los padres alegaron que como pensaban que no iban a vivir, les dejaban solos en casa todo el día mientras iban a buscar trabajo.

Después de casi dos meses ingresados, los niños lograron ganar peso y se transformaron completamente. Volvieron a casa. Unos días después, la Hermana decidió ir a verles. La madre se había ido con el otro niño de 7 meses a una iglesia porque, según el padre, el niño se estaba muriendo. La Hermana corrió a la Iglesia y rápidamente lo trajo al Centro en estado agónico, pero gracias a la actuación de las Hermanas se ha podido salvar. Finalmente, los tres han sobrevivido.

De este caso se ha hecho cargo un matrimonio español, que casualmente estaba pasando unos días en Ruanda. Vinieron a visitar a las Hermanas, que les contaron acerca de los niños, y el matrimonio no dudó en ayudarles y apadrinarles cuando tengan la edad de ir a la escuela. Con los padres se ha hablado sobre la responsabilidad que tienen sobre esos hijos y de la planificación familiar, a la que se han resistido, aunque al final han aceptado seguir un método.

Éste ha sido el último caso, pero se dan con frecuencia. El anterior fue otro niño de 5 años cuyo cuerpo no era más que piel y huesos cuando llegó. Milagrosamente, también pudo salvarse y ahora se encuentra bien.

Los apadrinamientos no sólo cubren las necesidades de los niños sin recursos y les posibilitan acceder a la escuela para recibir una formación. En casos como éstos, va mucho más allá: los apadrinamientos salvan vidas.

Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.

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