Carta de una joven apadrinada por medio de Fundación Juan Bonal

27/02/2019

Te transmitimos a continuación el testimonio de una joven que ha visto transformada su vida por el Programa de Apadrinamientos de Fundación Juan Bonal. A través de la Hermana Diana Pilar, misionera en San Andrés (Colombia), la joven Erika nos hace llegar su mensaje de agradecimiento, testigo de cómo la acción de la Fundación y las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, unida a la solidaridad de padrinos y madrinas, está haciendo posible que muchos niños y niñas sin recursos se desarrollen con dignidad y todas las oportunidades que merecen para llegar a convertirse en adultos con plenitud y felicidad.

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Mi nombre es Erika Rocío Herrera Tarazona. He contado con la ayuda de la fundación Juan Bonal desde el año 2008. Desde entonces, pertenezco a la fundación Juan Bonal por medio del Programa de Apadrinamientos, el cual ayuda a muchos niños y niñas económicamente para la realización de los estudios de primaria y secundaria. Consiste en asignar un padrino o una madrina a cada uno de los niños, niñas y jóvenes que hacemos parte de éste.
Es muy agradable contar con personas de un corazón tan inmenso que les nace ayudar a los demás a cumplir sus sueños de tener una educación digna, como lo ha hecho mi madrina. Desde el primer día en que tuve la oportunidad de interactuar con ella por medio de una carta, hizo parte de nuestra familia. Mi madrina ha sido ese ángel que me ha ayudado en mi formación. En cada pequeña carta que nos enviamos se fortalece un lazo de amistad inigualable.
El hecho de tener una persona que nos brinda su colaboración a pesar de la distancia, no es solo recibir el apoyo económico, sino que se trata de compartir y formar un vínculo incondicional y muy ameno, ya que sabes que tienes una personita más a la que le puedes contar cualquier cosa de tu vida.
El Programa de Apadrinamientos ha sido esa inmensa ayuda para mí y todos los niños que hacemos parte de ella desde la intervención y colaboración de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana en San Andrés, ya que ellas, con ese espíritu humanista, nos facilitan el ingreso a esta fundación como beneficiarias. Desde ese momento, nos proporcionan la ayuda para cubrir los gastos en útiles escolares, matrícula, uniformes, comedores y, en mi caso, ayuda en el semestre.
Mil gracias por la oportunidad de tener a una maravillosa mujer como lo es mi madrina, que con su inmenso corazón me ayudo en todo mi primaria, secundaria y en la formación complementaria para obtener mi título como normalista superior.
Mil gracias de nuevo por todo el apoyo, sé que con esas buenas bases podré seguir mi carrera como licenciada en pedagogía infantil, y así poder ayudar a niños a que cumplan sus sueños de tener una educación digna, como lo hizo Fundación Juan Bonal, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y mi madrina, que contribuyeron en mi formación. 

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Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.
Si quieres ayudar a otros jóvenes como Erika, apadrina a un niño en nuestra web: www.padrinos.org