"Las personas que acuden a nosotras no vienen por los alimentos o las medicinas, sino porque somos las Hermanas"
31/08/2018
Hablamos con la Hermana Ramila, Superiora de la Comunidad de la Casa Provincial Madre Pabla, en el norte de la India.
¿Qué trabajo se realiza en la Casa Provincial?
La Comunidad está formada por 6 Hermanas, y desde la Casa Provincial se organiza la labor de todos los centros y misiones de la Provincia. Además, allí se atiende a las Hermanas misioneras que caen enfermas o tienen necesidades especiales.
La Provincia mantiene una intensa obra social, que hace especial hincapié en la atención educativa: en los internados, se cubre formación de las niñas (algo especialmente importante ya que, en la India, el sexo femenino sufre, en general, una gran discriminación) y en los poblados cercanos, se educa a las mujeres para que entiendan que deben ser respetadas, y que debe cuidarse la alimentación y formación de sus hijas (de lo contrario, esto no se haría). Es una tarea a largo plazo, progresiva, que va dando frutos poco a poco, pero muy importante.
¿Cómo son las personas a las que atendéis?
Se trata de personas muy pobres. Hay mujeres con niños, que acuden al centro en busca de alimentos. Aquí se les ofrece comida y se les controla el peso y el nivel nutricional. También atendemos a enfermos, a través del Hospital y los dispensarios médicos móviles; en muchas ocasiones, es necesario ir a buscar a los pacientes y convencerles de que acudan al médico, porque esto es algo que no está dentro de su cultura, y necesitamos educarles en este aspecto.
¿Y qué relación establecéis con ellos?
Es una relación muy bonita. Me emociona ver cómo las personas que acuden a nosotras no vienen por los alimentos o las medicinas, sino porque somos las Hermanas. Aquí se hace una importante labor y esto genera en las personas un sentimiento de esperanza que se refleja en su búsqueda y aprecio por las Hermanas.
Además, cuando vienen al centro en busca de huevos, leche y pan, también quieren rezar. Es precioso ver cómo aquí no se reza a Jesucristo, sino a Dios, el Dios de cada uno y el de todos, sea el que sea; es una comunidad en la que todos somos personas y la religión se convierte en un elemento de unión, no de separación, aunque tengamos religiones diferentes. Puede que vinieran en un principio por la comida, pero ahora se ha convertido, además, en una sed espiritual que fortalece la comunidad y nos llena a todos de esperanza.
¿Habéis tenido muchos problemas a causa de la religión?
Tenemos dificultades. El gobierno quiere fomentar que haya más hindúes y menos de todo lo demás, así que no nos ayuda, e incluso nos dificulta las cosas. Pero las Hermanas estamos ayudando a quienes más lo necesitan, y muchas veces son los más olvidados por el Gobierno: por ejemplo, personas que han sido desplazadas de sus hogares a causa de una expropiación gubernativa, y que ahora se encuentran sin un lugar donde vivir.
¿Hacéis un trabajo específico con las mujeres adultas?
Sí, les enseñamos a cocinar tartas y a fabricar velas, que luego se venden. Para ellas es muy motivador ver que pueden producir, generar productos con valor. Esto les enseña que pueden salir de casa, romper las cadenas de su cultura que las ata al hogar, y que son agentes valiosos de la sociedad que pueden generar beneficios. Esto les ayuda a superar sus miedos y a desarollarse.
¿Qué necesitáis con más urgencia?
Médicos. Aquí tenemos el Hospital y los dispensarios; hay medicinas, enfermeras... Pero nos faltan médicos. Sería fantástico que algunos médicos del primer mundo pudieran venir como voluntarios en diferentes períodos de tiempo para atender a los enfermos que tenemos. Eso cambiaría mucho las cosas, es lo que más falta nos hace. Aunque, claro, deben saber inglés.
Aparte de esto, nunca decimos que no a ninguna ayuda. Nos falta espacio, por ejemplo. En el centro de Vagudia, tenemos a 300 niñas y muy poco espacio, nos vemos obligadas a juntas 2 camas para cada 3 niñas. Pero seguimos adelante.
¿Cómo es la situación de la mujer en India?
Muy injusta. Gracias a la edcuación, está mejorando el trato que recibe, pero aún hoy es una mala noticia tener una hija, y una gran noticia tener un hijo. Además, la mujer está empezando a despegar, y esto pone celosos a muchos hombres, que se muestra reticente a que la mujer prospere y conozca sus derechos.
¿Qué significan los padrinos y colaboradores para vuestras Misiones?
Aprecio mucho la generosidad de quienes nos ayudan: sabemos que no conocen personalmente a sus ahijados, muchas veces, pero yo les aseguro que su ayuda va a parar a los niños. Reciben educación, becas... y esto significa mucho, porque les cambia la vida. Hace posible que exploten todo su potencial para su futuro, y es maravilloso verlos crecer y desarrollarse como lo hacen. En nombre de estas personas, muchas gracias a todos los que nos regalan su solidaridad.