La escasez y el hambre continúan castigando a los más pobres en Venezuela
01/03/2018
Miles de personas deambulan por la capital intentando encontrar algo de comida, ante la escasez crónica de alimentos que vive el país.
Junto a la falta de comida, la caída del precio del petróleo ha supuesto que la economía venezolana haya estado cayendo en picado durante largo tiempo, y los costes de alimentos y medicinas sean absolutamente inalcanzables. De una semana para la siguiente, los bienes básicos pueden llegar a duplicar su precio. El Gobierno emprendió la regulación del precio de algunas carnes y productos básicos, pero éstos eran justamente los menos abundantes.
En Venezuela, es necesario ganar más de 27 salarios mínimos para cubrir lo necesario para una familia de cinco personas. El salario mínimo se ha hundido hasta los dos euros al mes, frente al coste de una cesta básica de 5.500.000 bolívares (53 euros), según el informe del Cendas (Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros).
Venezuela sufre la inflación más alta del mundo, lo que imposibilita que las familias puedan costear sus necesidades mínimas. La falta de producción agrícola y la escalada diaria de los precios están provocando el hambre todos los días.
La malnutrición infantil en algunas zonas de Venezuela ya ha alcanzado el nivel de crisis humanitaria para la ONG Human Rights Watch y para Cáritas, según advierte ésta última en su informe del pasado mes de septiembre. La mitad de los menores de 5 años, en las zonas supervisadas por este organismo, la sufre o está a punto de hacerlo; el 15% de los niños menores de 5 años, unos 180.000, padece malnutrición moderada y, de ellos, el 4% presenta un cuadro severo. En los distritos analizados por Cáritas, la organización afirma que mueren 5 ó 6 menores a la semana por esta razón, y que el sistema sanitario está desmantelado.
Se está haciendo un llamamiento al Gobierno venezolano para aceptar cuanto antes la cooperación internacional y evitar una situación irreversible: hay proyecciones que apuntan a que 280.000 niños venezolanos podrían ser víctimas fatales de la desnutrición si no se corrige esta situación.
Por su parte, organismos como Fundación Juan Bonal trabajan allí, sobre el terreno, impulsando misiones y acciones que son el contrapunto a la desgracia de esta situación. Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana atienden en el país centros de ayuda a los más vulnerables, que tratan de paliar la gravísima situación que sufren estas personas. A través de los centros educativos y sanitarios que gestionan allí, las Hermanas cubren las necesidades nutricionales, sanitarias y educativas que constituyen la dignidad de muchas personas. Gracias a la labor diaria de las misiones y el trabajo de Fundación Juan Bonal, se hace posible la supervivencia en las zonas atendidas, y el mantenimiento de la esperanza en el futuro.
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Conoce más sobre la labor de la fundación y sus misiones en el mundo a través de los sitios web y Facebook:
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