La Hermana Homaira informa de las acciones implementadas hasta el momento en el marco del Proyecto de Ayuda a las Víctimas en Colombia.
23/01/2018
Tras la tragedia ocurrida en el Putumayo (Colombia), donde las lluvias provocaron una avalancha de barro y lodo que arrasó las localidades de Mocoa y Villagarzón, causando gravísimos daños materiales y pérdida de vidas humanas, Fundación Juan Bonal se puso en marcha para crear un proyecto de ayuda a los damnificados.
El Proyecto, difundido e impulsado desde diciembre de 2017, ha desarrollado ya una serie de pasos que han culminado en acciones concretas. Estas acciones traducen las aportaciones solidarias de miles de padrinos y colaboradores de la Fundación en cambios reales y trascendentales para las víctimas de la tragedia.
La Hermana Homaira, coordinadora del proyecto en Colombia, explica el contexto del proyecto y lo que se ha realizado hasta el momento.
El objetivo es gestionar y ejecutar recursos económicos para solventar las necesidades de las familias damnificadas por la avalancha.
Una vez ocurrida la catástrofe, la población afectada se refugió en albergues en las Instituciones Educativas, donde aproximadamente se establecieron más de dos mil familias, para acceder a las ayudas de emergencia como alimento, agua y refugio. Muchas familias quedaron sin nada, perdieron familiares, enseres y se encontraban abandonados y sin saber qué rumbo tomar. El gobierno otorgó auxilios de arrendamiento solo a los propietarios de vivienda por tres meses, para que las familias se ubicaran fuera de los albergues de manera independiente. Pero las personas que no contaban con vivienda propia, tuvieron que improvisar cambuches para vivir. A estas familias se orientó las ayuda de Fundación Juan Bonal, y actualmente se sigue acompañando a todos los damnificados que resulta posible.
Las actividades que ya se han ejecutado han sido las siguientes:
1. Apoyo inicial en los albergues y cocinas comunitarias. Las familias se organizaron por comunidades locales como barrios, resguardos y cabildos para superar las necesidades de alimento y seguridad. Hasta ellos se llegó con mercados de productos perecederos que las diferentes organizaciones no les ofrecían, y que son de suma necesidad para poder alimentarse, como agua potable, papas, cebolla, pescado, carne, huevos... Además de prendas íntimas de vestir, mantas y colchonetas.
2. Reuniones intercongregacionales para planear actividades. Las congregaciones religiosas presentes en el territorio, unidas con un mismo propósito, fueron convocadas para unir esfuerzos por la misma causa. La comunidad de las Lauritas acompañaron en las visitas, y las Hermanas de la Presentación y Franciscanas contribuyeron con apoyo logístico para repartir mercados.
3. Participación en la Misión Pastoral. La Diócesis de Mocoa Sibundoy realizó una gran convocatoria para que laicos, religiosos y sacerdotes del territorio acompañaran en Mocoa a todas las familias, llevándoles la palabra y acompañamiento.
4. Visitas domiciliarias. Se llegó hasta los hogares de cada familia, para verificar su condición de vida, se acompañó y se desarrolló “pastoral de escucha”, puesto que ellos comparten la experiencia vivida en el evento. Se observaron los espacios físicos y los elementos o enseres que poseen: aún duermen en las colchonetas en el suelo, y algunos han logrado conseguir artículos de cocina de plástico. Las visitas son realizadas por las Hermanas, y aún se continúa llegando a los hogares para llevarles esperanza.
5. Registro. Con el propósito de registrar la información observada, se preparó un formato con información de características de cada familia: número de personas que dependen del jefe de hogar (generalmente es la madre), nivel educativo, ocupación, estado de salud física y mental, si tenían o tienen algún emprendimiento, elementos de cocina y habitacionales de que carecen, etc. Con todo ello, se les incluye en la lista de beneficiarios.
6. Elaboración del listado de beneficiarios y necesidades. Con la información de la visita, se elabora un listado de beneficiarios y los elementos por adquirir. Para las entregas, se priorizan los hogares donde dependen de un solo padre, si hay problemas de salud o discapacidad, si están sin trabajo, mayor número de miembros, grado de afectación, etc.
7. Cotización y compra de los elementos para entregar. Los precios más razonables se encuentran en la ciudad de Bogotá. Allí se compraron los elementos básicos de cocina y de habitación, como camas con colchón de un metro y de 1.40, sábanas, mantas, almohadas, estufas a gas con cilindro y accesorios, ollas a presión, licuadoras, juegos de ollas, vajillas, cubiertos, jarras chocolateras, juego de vasos con jarra, sartenes, etc.
8. Recepción y organización de elementos. El salón de eventos del restaurante Yamalía de Mocoa y la Casa Campesina de Mocoa fueron los lugares que se alquilaron, por su ubicación y tamaño, para organizar las compras y atender mejor a los beneficiarios para las entregas.
9. Recepción de beneficiarios. Las familias previamente seleccionadas y convocadas a los lugares de entrega se citaron en el lugar. Se les facilitó consuelo, oración, información de los donantes y recomendaciones del cuidado de los elementos. Se indicó a cada familia los elementos que recibieron y se tomaron fotografías.
10. Ejecución de talleres. Los talleres de AutoCuidado y Resiliencia fueron posibles con la ayuda de la Congregación de las Hermanas de la Asunción, quienes desarrollaron 4 talleres de tres 3 días cada uno. Estos talleres ayudaron mucho a las familias a aceptar su situación adversa y las pérdidas humanas y materiales, para facilitarles terapia y un cambio de ambiente en familia. Durante el taller de adultos, se atendió a los niños, hijos de los participantes del taller. La atención de los niños, su hospedaje, alimentación y elementos de juego fueron financiados con recursos de la Fundación Juan Bonal. Se desarrolló un curso de manualidades y artesanías durante dos semanas para que las familias aprendieran oficios. Con estas capacitaciones, varias familias emprendieron sus propios negocios.
11. Ayudas Especiales. Durante las visitas, se encontraron familias con situaciones de salud muy precarias, que necesitaban elementos básicos y medicamentos de emergencia, que fue necesario financiar.
12. Formulación de Proyectos. Las familias identificadas con negocios familiares previos a la tragedia y que lo perdieron todo durante la inundación, recibieron visitas para verificar su experiencia, y se elaboraron planes de negocio para reactivarlos. Se aportaron herramientas de trabajo para algunos emprendedores. Se formularon 12 proyectos de reactivación económica.
13. Selección, clasificación y entrega de prendas de vestir, calzado y mercados donados por diferentes Fundaciones.
14. Apoyo económico a estudiantes de familias damnificados que llegaron al Colegio Placido Camilo Crous. Se atendieron 25 estudiantes, a quienes se les canceló el aporte inicial y la mensualidad para que pudieran continuar con sus estudios primarios y secundarios.
Fundación Juan Bonal agradece a padrinos y colaboradores su generosidad solidaria, así como el esfuerzo del equipo y de las Hermanas sobre el terreno, y continúa trabajando en este proyecto para lograr que las víctimas de la tragedia dejen atrás los daños y puedan reemprender su vida con dignidad y esperanza.
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