El proyecto de ayuda a Ecuador tras la tragedia avanza día a día con las miras puestas en las víctimas más afectadas.
27/07/2016
La Hermana Homaira ofrece desde Ecuador una visión de la situación del país y del diseño e implementación del proyecto de ayuda a las víctimas de los terremotos.
La Hermana Crisanta visitó el lugar tras la celebración de Consejo, y se asignó este proyecto al Ministerio de Pastoral Social y Cooperación al Desarrollo. La Hermana manifestó su preocupación por las víctimas y las necesidades que han surgido tras la tragedia.
El proyecto ha sido llamado “Acompañamiento Humano–Espiritual a los habitantes damnificados por el terremoto del 16 de abril de 2016, en los recintos de las Yucas, el Viento y los Juncos del Cantón de Tosagua, Provincia de Manabí–Ecuador”. Se ha desarrollado un borrador del diagnóstico y la población beneficiaria, objetivo del proyecto.
Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana que trabajan a pie de campo y Fundación Juan Bonal son muy conscientes de la importancia clave de definir qué necesidades se van a cubrir, a qué tipo de población se dirigen las acciones y qué actividades se van a realizar, con su respectivo cronograma y señalando los recursos necesarios, tanto humanos como económicos.
La Hermana Homaira se desplazó al lugar junto con la Hermana Petrona y Julián Guerra, administrador de empresas, con el objetivo de detectar las necesidades más urgentes para la población. Se realizaron varias visitas familiares, tomando evidencias fotográficas y recogiendo por escrito los testimonios de las familias.
Las Hermanas de la comunidad de Guayaquil ya habían advertido la urgencia de reconstruir o construir viviendas. Así lo manifestaron, y fueron llamadas “las Hermanas de las casas”. Las viviendas que se planificaron eran casas de guadua o manbú, elaboradas por la Corporación Hogar de Cristo. Cada vivienda tiene un valor de 3.000 dólares, con una habitación, cocina, un baño y una pequeña sala de estar (es la más económica; hay otros modelos con más servicios, pero son más costosas).
La mayoría de casas que se derrumbaron fueron construidas por MIDUBI, una organización del gobierno Ecuatoriano que las había financiado y estaba realizando un censo para reconstruir lo que se había derrumbado.
En el transcurso de la semana, también visitaron el lugar diversos representantes de Caritas Mundial, quienes ofrecieron ladrillos y otros materiales para la reconstrucción de viviendas: cada familia debía rellenar una ficha y especificar qué cantidad de ladrillos necesitaba, Caritas coordinaría después la entrega de los materiales, con el compromiso de intentar llegar a todos.
La Hermana Homaira se desplazó después al Cantón más cercano, Rocafuerte. Allí, se entrevistó con el Sacerdote Padre Vicente, y le preguntó qué se estaba haciendo con los damnificados del terremoto en su Canto y recintos. El Padre había organziado a la gente para que pudieran acceder a las ayudas del gobierno y de otras organizaciones que la habían ofrecido. Expresó que la necesidad más urgente era prestar acompañamiento a las víctimas y ayudarles a superar el miedo y los traumas que el terremoto les dejó. Dijo que muchas organizaciones se preocupaban de lo material y descuidaban a la persona, pero también que varias comunidades religiosas ya estaban colaborando en este aspecto.
La Hermana Homaira retuvo esto en su memoria y volvió a Tosagua, donde habló con el Párroco, el Padre Edwin. Le contó el trabajo que estaban realizando en los tres recintos y que querían desarrollar una presencia más frecuente y acompañar a la población. Él se mostró muy contento y dijo que se pusieran en contacto con el Obispo de la Arquidiócesis, quien respondió inmediatamente, expresando su agradecimiento a las Hermanas.
El Padre Edwin insistió en la necesidad de la formación de líderes en estos recintos. Hablando con la Hermana Crisanta, el Consejo y la Comunidad de Guayaquíl, se diseñó una comunidad itinerante, formada por Hermanas y miembros de la Familia Santa Ana, con el objetivo de que las personas de estos lugares estuvieran siempre acompañadas. La gente se mostró muy contenta con la propuesta y de total acuerdo, ofreciendo posibles lugares donde podían hospedarse las Hermanas, lugares visitados por el sacerdote cada dos meses.
Con un maestro de construcción, se realizaron dos cotizaciones de la adecuación de las posibles viviendas, pero aún no hemos definido el lugar, porque las Hermanas de Guayaquíl sugirieron la búsqueda de nuevos lugares para economizar el dinero. Estos lugares no cuentan con servicio de agua potable, tienen que comprarla por carro tanque. Para una comunidad itinerante, es necesario planificar los recursos de sostenimiento.
La Hermana Yuli, de la comunidad de Guayaquil, se desplazó recientemente al lugar, y constató que el proyecto está respondiendo a una necesidad urgente y sentida de la población. Un avez cubierta la asistencia humanitaria urgente del primer momento y se han puesto las bases para el proyecto a medio/largo plazo de ayuda a la recosntrucción de las zonas afectadas y atención a las víctimas, el próximo paso consiste en la elaboración del plan de formación de líderes y acompañamiento a la comunidad, su cronograma y presupuesto.
La permanencia en el lugar permite hacer seguimiento a las posibles ayudas que ofrece el gobierno y otras organizaciones, para que la ayuda no quede en promesas vacías y el olvido no acabe con la atención del primer mundo hacia quienes han sufrido en Ecuador. El objetivo prioritario es que las familias más afectadas vuelvan a contar con un techo digno y una vida más llevadera.
La Hermana Homaira envía su agradecimiento y bendiciones a todos los que han colaborado o quieren colaborar con este proyecto.
Ayúdanos a ayudarles.
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