El 13% de los adolescentes en el mundo realizan trabajos peligrosos.
30/10/2015
47,5 millones de jóvenes de 16 y 17 años bajan a la mina, fumigan con pesticidas, cargan grandes sacos de cemento, se suben al andamio o realizan tareas insalubres, nocivas, penosas o peligrosas. Casi la mitad de ellos trabajan en tareas que les ponen en peligro. La OIT denuncia que este fenómeno se da también en Europa y en España.
Hay tantos adolescentes realizando trabajos peligrosos en el mundo como habitantes tiene la población española: 47,5 millones de chicos y chicas de 16 y 17 años, que representan el 13% de todos los jóvenes de esa edad.
Los mayores de 16 años pueden trabajar legalmente, pero no deberían hacerlo en empleos que puedan ponerles en peligro. La OIT concreta que un trabajo peligroso es aquel en el que el niño queda expuesto a abusos físicos, psicológicos o sexuales; el que se realiza bajo tierra, bajo el agua, en alturas peligrosas o en espacios cerrados; el que se sirve de maquinarias o equipos peligrosos o que conllevan el transporte manual de cargas pesadas; el que se realiza en un medio insalubres o en horarios prolongados o nocturnos.
Joaquín Nieto, director de la Oficina de la OIT para España, decía que "los adolescentes no son adultos pequeños, sino seres en formación, cuyo sistema neurológico, psicológico o endocrino se está desarrollando. Y estar sometidos a trabajo nocturno, a exposición a agentes tóxicos, a tareas repetitivas o a cargar peso va a determinar toda su vida de una forma absolutamente negativa".
El fenómeno se da en los países en vías de desarrollo, pero también en potencias occidentales, como EEUU y dentro de la Unión Europea. En el mundo cada año mueren 320.000 personas en accidentes de trabajo y 22.000 de ellos son niños.
Fundación Juan Bonal continúa luchando cada día por salvar a niños y adolescentes de una vida laboral que atenta contra su integridad física y psíquica, del mismo modo que les priva de la educación. La Fundación siempre ha considerado que el acceso a una educación básica es un elemento clave en el desarrollo de la persona y de su dignidad.
La educación ofrece un futuro al niño o adolescente, y a través de diferentes proyectos y de los programas "Ningún niño sin escuela" y las Becas de Estudios Superiores, se ofrece una solución. Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana han salvado, y siguen salvando día a día, a numerosos niños y adolescentes del trabajo peligroso y de la carencia de educación a través de estas líneas de actuación.
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