Expresión de solidaridad

La nueva estrategia de trabajo de Fundación Juan Bonal se implanta con éxito en Ruanda.

25/02/2015

25/02/2015 La nueva estrategia de trabajo de Fundación Juan Bonal se implanta con éxito en Ruanda.

 

 

 

 

Una nueva estrategia contra la desnutrición en Ruanda: actuando en el foco del problema.

El proyecto Promoción de la salud nutricional y salud sexual de las comunidades de Kivumu y Mugina en Ruanda nace de un proceso de identificación de necesidades sobre el terreno, llevado a cabo en el mes de abril de 2013 en las comunidades de Kivumu y Mugina. La Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, Fundación Juan Bonal y Manos Unidas han unido esfuerzos para implementar y desarrollar este importante proyecto estratégico.

Los diferentes colectivos locales que participaron en el proceso de identificación (población beneficiaria, actores públicos y privados y agentes sociales), coincidieron en que la salud nutricional y la salud sexual y reproductiva son los principales objetivos a lograr para promover el desarrollo de sus comunidades. En ese sentido, el alto índice de desnutrición infantil, sigue siendo un grave problema que afecta casi al 100% de niños y niñas que viven en estas comunidades. De igual manera, el alto índice de embarazos adolescentes, la prevalencia de VIH y el abuso sexual, son problemas que los jóvenes han identificado como prioritarios a atender.

Este proyecto tiene como objetivo el fortalecimiento de la salud nutricional de niños menores de 8 años y la salud sexual y reproductiva de adolescentes y jóvenes de las comunidades de Kivumu y Mugina en Rwanda. Para ello, se cuenta con un total de 360 beneficiarios directos (80 niños desnutridos; 200 madres; 60 jóvenes y 20 animadores sanitarios).

La forma de trabajo del proyecto es una estrategia pionera en la zona. Ante la falta de personal formado en Ruanda, este proyecto cuenta con 30 trabajadores (2 coordinadores institucionales, 2 coordinadores técnicos sanitarios, 2 coordinadores de la red de jóvenes, 4 promotores sanitarios y 20 animadores de salud pertenecientes a la red gubernamental) que son formados permanentemente a través de profesionales en los distintos sectores (agronomía, enfermería, pedagogía y psicología). Para ello, antes del comienzo del proyecto el 15 de febrero de 2014, ya se inició la formación de los recursos humanos participantes en el proyecto.

La gestión de la ejecución del proyecto es resposanbilidad de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana en Ruanda, siendo la Hermana Agnes (Responsable del Centro Nutricional de Mugina) la coordinadora general del proyecto. En Kivumu la coordinadora local es la Hermana Inmaculée (titular del Centro de salud de Kivumu). Otras personas responsables en el proyecto son: Hermana Mª José (Promotora), Hna Consolée (Coordinación de jóvenes de Mugina), Hermanas Marcelina, Vestina y Clarisa pertenecen al grupo de formación. El resto de Hermanas colaboran en sustituciones, ayudas, y acompañamientos en los viajes a las colinas o a los colegios, en el papeleo, etc.

Es una labor muy emotiva porque se conoce a las familias y se ven sus necesidades. Esta forma de trabajo permite descubrir el porqué de muchas situaciones pudiendo actuar en el foco de los problemas. Nos encontramos con casos muy duros. Por ejemplo, una familia que además de tener un niño malnutrido, no tienen casa propia ni terreno donde plantar unas judías, alimento básico. Otros no tienen váteres (tienen hoyos de 12 metros tapado con maderos, fuera de casa); en muchos casos les falta la mutua sanitaria, lo que les aparta de una imprescindible cobertura; sufren enfermedades intestinales por no hervir el agua, que tienen que ir a buscar con bidones de hasta 20 litros lejos de casa; y un largo y duro etcétera.

Cuando vienen al Centro, una o dos veces por semana, según la gravedad, además del desayuno y la comida del día, que se prepara nutritiva y equilibrada, se llevan víveres para toda la semana. Se da el caso de que, además de los 40 malnutridos (por centro) del programa, se añaden cada vez más niños, pudiendo llegar hasta 100.

Gracias a este proyecto, financiado por Manos Unidas y Juan Bonal, el grupo coordinador conoce a las familias y sus problemas. La implicación es tanta que muchas veces ven una necesidad urgente no recogida en el presupuesto del proyecto, y ellos directamente ayudan pagando la mutua, comprando conejos, cultivando su terreno, distribuyendo judías para sembrar, limpiando la casa, llevando al enfermo al hospital o uniendo matrimonios separados, por poner algunos ejemplos.

Toda la formación que ha recibido el grupo coordinador, se pone en práctica, formando a las familias en sus respectivas casas en las colinas. Se sensibiliza sobre higiene personal y de la casa, necesidad de hervir el agua para evitar enfermedades, cómo preparar un huerto-jardín en su hogar, aprovechando bien el terreno o criar pequeños animales. Todo con prácticas, tanto en los centros como en las colinas, y su consiguiente seguimiento.

Además, las familias tienen formación en el Centro una vez al mes sobre nutrición, enfermedades…por parte de un enfermero.

El proyecto también atiende a la población juvenil. Este colectivo se definió como prioritario durante la identificación de proyectos. Se pudo comprobar que este colectivo se encontraba muy motivado, pero también demandaba atención ya que nadie les ofrecía ninguna cobertura fuera del ámbito educativo. Las Hermanas Consolée y Clarisa, se reúnen con los jóvenes de los 5 Colegios elegidos, unos de primaria y otros de secundaria y les dan formación, unas veces ellas mismas y otras buscando a expertos sobre nutrición, Derechos Humanos, Psicología, problemas padres-hijos, aborto, educación sexual, SIDA… Ellos, muy interesados, se lo transmiten después en sus respectivos Centros a sus compañeros, consiguiendo un efecto multiplicador. Se da la curiosidad de que, al principio del Proyecto, los jóvenes decían a las Hermanas que tenían que pagarles por venir a la formación y, con el tiempo, dicen que comprenden a las Hermanas, que el mejor sueldo es la formación y tienen que seguir al año que viene. Este cambio de mentalidad en África ya es, por si sólo, una victoria.

Es un proyecto muy constructivo porque la gente se implica, aprende a trabajar y a salir adelante sin depender de otros, es decir, es un proyecto que busca la sostenibilidad.

Los resultados que se esperan de este proyecto son la disminución de la malnutrición a través del fortalecimiento de los centros , la formación de 100 familias a través de la creación de redes de trabajo y jóvenes formados y sensibilizados para ser animadores de desarrollo de otros jóvenes de su propio pueblo.

En el tiempo que llevamos de proyecto, se han dado de alta 35 niños, de los 100 que acuden al Centro, y esto es un motivo de celebración.

El 15 de febrero de 2015 finalizó este proyecto, aunque tenemos la esperanza de poder ampliar su duración porque la malnutrición es cada vez mayor y además van surgiendo problemas colaterales que con ayuda, podemos intentar resolver o ,al menos, disminuir. Por ello, ya se está trabajando en la segunda fase, identificando las incidencias surgidas en la primera fase para planificar acciones de corrección y mejora.

 


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