Expresión de solidaridad

Mario Draghi y el BCE muestran su apuesta por Europa, haciendo de la economía europea la máxima prioridad.

23/01/2015

23/01/2015 Mario Draghi y el BCE muestran su apuesta por Europa, haciendo de la economía europea la máxima prioridad.

El BCE invertirá más de un billón de euros en activos públicos y privados para luchar contra la crisis y evitar males mayores en la economía de la eurozona. La apuesta más arriesgada e importante para salvar el euro. Acciones como ésta serán sin duda positivas, aunque muestran cuáles son las prioridades y disponibilidad de sacrificio en un enfoque exclusivamente continental.

 

El Banco Central Europeo (BCE) acaba de anunciar la esperada compra de deuda a gran escala para luchar contra los problemas de sistema financiero que no consigue salir de la recesión. Entre activos públicos y privados, las compras alcanzarán los 60.000 millones de euros mensuales hasta lograr que la inflación alcance los objetivos del eurobanco: cerca pero por debajo del 2%. En total, invertirá más de un billón de euros paran reanimar la economía. "Había unanimidad en la creación de instrumentos de compra y una amplia mayoría en ponerlas en marcha ahora, así que no hacía falta votar", explicó el presidente del BCE, Mario Draghi, en la rueda de prensa.

Se trata de un hecho de relevancia histórica, en el que Europa mira hacia sí misma y se cura las heridas de la enorme crisis que hemos vivido. La medida parece adecuada y necesaria, y ya está dando sus frutos, lo que redundará en una mejora de las perspectivas de futuro para todos los europeos.

Pero quizá sea una acción como ésta la que, sin cuestionarla en su fondo, nos invite a reflexionar sobre las prioridades y la capacidad de sacrificio que las grandes potencias muestran en función del las partes implicadas. Los grandes bloques económicos mundiales actúan en el marco de sus países respectivos, y habrá quien argumente que así debe ser pues para ello fueron creados. Pero cabe preguntarse si el enfoque continental no podría transformarse en un enfoque global y aportar algunos aspectos positivos. Continentes como África, América del Sur u Oceanía suelen quedar al margen de este tipo de iniciativas. No existe una perspectiva mundial para tratar de solucionar los problemas humanos.

Obviamente, es complejo y difícil pensar globalmente, pero se echa de menos un paradigma que contemple al planeta como una unidad, en la que todos somos igualmente valiosos e importantes. Quizá es que nosotros mismos les pedimos que piensen y actúen hacia adentro. Serán entonces las iniciativas privadas, la solidaridad de cada uno de nosotros y las acciones de voluntariado y cooperación quienes deberán complementar aquellas soluciones que no se aportan desde quienes tienen poder para distribuir la riqueza.

No obstante, la mejora de las condiciones en la eurozona conllevará el incremento de posibilidades de tender puentes y ayudar a quienes, en otras partes del mundo, tanto lo necesitan.


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