El comedor escolar de Mariquita resiste incansable contra todas las dificultades

03/03/2023

Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana atienden e impulsan la obra social del comedor escolar en Mariquita, en el departamento de Tolima, en Colombia. Desde allí, se tratan de cubrir las necesidades nutricionales de los estudiantes y sus familias, lo que significa una ayuda vital para la comunidad y un paso más en la lucha global contra el hambre, una labor que desarrollan las Hermanas en su afán de defender la dignidad humana y el esfuerzo por apostar por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Sin embargo, el comedor atraviesa grandes dificultades y se enfrenta a difíciles retos. El servicio de restaurante escolar no ha podido ser reactivado tras la suspensión obligada por la pandemia del Covid-19. Las normativas vigentes de la Secretaria de Educación para luchar contra el virus lo han impedido por el momento.

Con los fondos que mantienen a esta misión durante el año que acaba de terminar, el centro ha podido seguir entregando los lotes de productos alimenticios de la canasta familiar para suplir las necesidades de seguridad alimentaria de los estudiantes más necesitados de la institución.

También se ha seguido realizando la modalidad de entrega de refrigerios escolares para algunos estudiantes, priorizando a los estudiantes que llegan al colegio sin un desayuno, debido a la dificultad económica que afrontan sus familias.

No obstante, el presupuesto recibido aún no es suficiente para poder en este momento ofrecer una comida a todos los estudiantes, debido a una dificultad adicional: los articulos de la canasta familiar han aumentado de precio, algunos incluso hasta el 100%.

Además, el presupuesto ha sido también utilizado en años anteriores para cubrir los gastos de la manipuladora de alimentos y el resto del personal que atiende a los niños. Todo esto son problemas añadidos que limitan la capacidad del centro para desarrollar su misión y cubrir las necesidades alimenticias de los jóvenes.

No osbtante, todas estas dificultades no impiden que las Hermanas continúen luchando incansablemente por llevar adelante su labor y tender la mano a las personas necesitadas que se enfrentan a las duras consecuencias de la pobreza. Estas misioneras seguirán buscando soluciones a los problemas de cada día y tratando de conseguir que el presupuesto alcance a cubrir lo necesario para que el comedor no deje de alimentar a los jóvenes y familias de esta comunidad.

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