"Sois nuestros bienhechores"
26/08/2022
Las Hermanas de la Caridad de Santa Ana impulsan desde la localidad de Mbini, en Guinea Ecuatorial, un colegio que brinda educación a niños sin recursos. Desde aquel lugar, la Hermana Gema nos hace llegar una carta en la que relata cómo ha sido la vida en el centro durante los últimos meses y refleja la vivencia de los apadrinamientos desde el punto de vista de la misión. Además, agradece a los padrinos, madrinas y benefactores del centro su generosa solidaridad, que hace posible la labor de las Hermanas y la acción educativa del colegio para los niños más necesitados. Reproducimos a continuación su testimonio.
Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.
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Mbini, 3 de julio de 2022
Queridas(os) madrinas y padrinos de nuestros niños:
En primer lugar, queremos dar las gracias a todos por vuestra fidelidad y generosidad en estos años de Covid. No han sido fáciles para nadie. Aquí, en Mbini, apenas lo hemos notado, pero cuando hemos tenido que viajar, ha sido muy difícil y caro. Nos exigen hacer tres días de confinamiento en Malabo, en uno de los hoteles asignados para ello. El costo del hotel, sumado al del billete, eleva demasiado el precio del viaje. Todavía hoy es obligatorio este requisito.
Este año, los niños han podido seguir el curso normalmente. Solo en un momento dado tuvimos nuestro miedo. Allá por el mes de marzo, vino a visitarnos el médico del hospital. Habían hecho la "puerta a puerta", haciendo el PCR para detectar los casos de Covid en un barrio. Salieron contaminados dos niños de nuestro colegio. Nos asustamos pensando que nos iban a cerrar el colegio, o por lo menos las dos clases que albergaban a los dos alumnos. Al día siguiente, los dos niños se presentaron en clase normalmente. Se les dijo que no podían entrar, que debía regresar a sus casas. Así lo hicieron, muy a pesar suyo, y sin entender nada. Lo mismo ocurrió el tercer día. Aquí, los maestros insistieron para que los acogiéramos en clase. Y no se habló más del asunto. Ni las autoridades sanitarias, ni las familias. En el pueblo se dice que esto del (o de la) Covid no existe. Nosotras damos gracias a Dios porque aquí solo ha habido contados casos.
El curso pasado, los niños tuvieron clase días alternos. Esto los despistó un poco en su trabajo, ya que en sus casas no hay ni las estructuras ni el ambiente que favorezca el estudio. Así que constatamos que el nivel había bajado. Hemos querido levantarlo, pero todavía nos queda un buen trecho.
Como en años anteriores al Covid, que nos marca un antes y un después, pudimos celebrar el día de la Madre Ràfols con una misa solemne, animada por la coral del colegio. Seguida de algunas actividades culturales. Para finalizar la mañana, cada niño recibió su "bocata" correspondiente. Antes de las vacaciones de Navidad, la coral del colegio participó en un concurso de villancicos organizado por el Centro Cultural Español de Bata. No ganaron, pero el hecho de participar fue muy importante para ellos. Conocieron otros grupos, otra estructura, estuvieron en la ciudad... Al finalizar el primer trimestre, tuvimos el festival navideño. Cada curso presentó una actividad: un villancico, una poesía, un sainete, etc. A este acto asistieron bastantes padres. Hubo también una ofrenda de víveres no perecederos para depositarlos en la parroquia y distribuirlos después entre los enfermos.
Y así, casi sin darnos cuenta, llegamos al final de curso con la acumulación del trabajo que éste conlleva. Antes de la distribución de los boletines, tuvimos también un festival. Esta año, la asistencia de los padres fue masiva. Lo que animó mucho a los profesores y alegró a los niños.
¡Ah! Un hecho muy interesante fue el día que vinieron a filmar alguna actividad para mostraros en la Gala que creo que prepara Fundación Juan Bonal. Pienso que lo que más les gustó fue ver lanzar un "dron" (perdón, no sé cómo se escribe) para captar una vista aérea de Mbini. Nunca lo habían visto antes.
La nota discordante la dimos la Comunidad de Hermanas. El domingo 19 de diciembre, mientras estábamos en misa, a las 10 de la mañana, nuestra casa fue visitada por los ladrones. Acabábamos de comprar cuatro ordenadores: uno para la Comunidad, otra para la Secretaría y dos para los profesores. Se los llevaron, además de nuestros teléfonos, más dos discos duros. Uno que contenía todos los datos del colegio y el otro, varios vídeos interesantes para los niños. Esto fue muy desagradable y creo que nos ha marcado. Bueno, ahora ya lo tenemos superado.
Perdonad si durante el curso no hemos mantenido con vosotros la relación que hubiérais deseado. Somos todavía nuevas. Es nuestro segundo curso, pero aún no conocemos a todas las familias. Inclusive las que más os interesan, las de los apadrinados. Nuestra Comunidad está formada por una Hermana ruandesa, otra marfileña, una tercera ghanesa y yo misma, española. Ya se defienden muy bien en español; yo admiro el esfuerzo que han hecho. Os pedimos pues un poquito de paciencia hasta poder restablecer la buena comunicación con cada uno(a) de vosotros.
Y hasta aquí, nuestro año escolar. Agradecemos de verdad vuestra generosidad. Sois nuestros bienhechores y como tales estáis presentes en nuestras oraciones. Fraternalmente, vuestras Hermanas de la Comunidad de Mbini: Hna. Vestina, Hna. Mary, Hna. Virginia y Hna. Gema. Con cariño, en nombre de la Comunidad.
Hna. Gema.