Expresión de solidaridad

"Sin las Hermanas, mucha más gente moriría..."

06/07/2022

06/07/2022

Hablamos con las Hermanas Avelina y Oolette. Ambas trabajan en las misiones que las Hermanas de la Caridad de Santa Ana mantienen en Costa de Marfil. Avelina desarrolla su labor en Komborodougou, y Oolette en Bocanda.

 

¿Qué misiones impulsáis en las zonas donde trabajáis?
En Komborodougou, tenemos el Centro de Salud, la maternidad, el centro nutricional, el hogar de la mujer encinta, la escuela de alfabetización de adultos y la escuela de Primaria. En Bocanda, contamos con el dispensario médico, el internado de Secundaria para chicas, la biblioteca de apoyo a los estudios y la sala de informática.

Es decir, vuestra labor se centra en la salud y la educación, dos aspectos muy importantes para el ser humano. Habladnos sobre el Centro de Salud de Komborodougou.
Es un referente en la zona. Es muy grande y el más cercano está lejos. Nos llegan personas en todo momento (heridos, víctimas de accidentes, etc...), así que no hay horario para nosotras. Los viernes, acuden las madres con sus bebés, se les vacuna y se revisa su estado para detectar casos de malnutrición. Ante estos casos, se les da alimento y se forma a las madres en buenas prácticas de alimentación para sus hijos.
Si vienen de muy lejos, se les invita a alojarse en una casita que tenemos para este fin. Algunos huérfanos vienen con su tía o su abuela. Normalmente los bebés pueden quedarse en esta casa hasta un año, de forma que puedan mejorar su estado de salud, pero a los huérfanos se les permite quedarse más tiempo si lo necesitan.
Además, cuando llegan mellizos o trillizos, es habitual que la madre no tenga suficiente leche para ellos y, ante su estado de desnutrición, se les da una papilla muy nutritiva hecha con leche, harina y aceite. Aparte de eso, comen maíz, mandioca...

Habladnos sobre la escuela de alfabetización de adultos.
Las Hermanas colaboran allí. Funciona por las noches: los adultos trabajan durante el día en el campo, y por la noche van a clase. Tienen mucho interés, ven que necesitan aprender cuestiones básicas. Aquí se les enseña a leer y escribir, las operaciones matemáticas básicas, etc. Incluso, algunos dicen que les gustaría seguir estudiando más allá de este nivel de alfabetización.

¿Cómo funciona el dispensario médico?
En la ciudad hay un hospital, pero queda muy lejos y sus servicios son muy caros, porque las facturas no están controladas, les cobran lo que quieren y existe mucha corrupción en esto, así que hace falta el dispensario. A éste acuden las personas de los pueblos, reciben consulta y también hay farmacia.
No hay suficientes médicos en el país, y todos están en los hospitales, así que son los enfermeros quienes pasan consulta en los dispensarios. Recibimos a mucha gente, afectados sobre todo por paludismo, bronquitis y afecciones respiratorias, diarreas, anemias... Pero llegan en estados avanzados de la enfermedad, porque al principio tratan de curarse con remedios indígenas y hierbas, y su estado empeora. Hacemos también una labor de sensibilización en este sentido, visitando los pueblos y desarrollando sesiones, para enseñarles que, si enferman, deben acudir cuanto antes al dispensario.
El principal problema es la falta de medicamentos. El depósito de farmacia central del Estado está bien, pero no tiene todos los medicamentos, y entonces sólo queda acudir a las farmacias privadas, pero allí los precios son muy caros.
Ahora, una nueva iniciativa es la de poner a una persona responsable, un comunitario, que se relaciona con cada dispensario. Se le forma para que pueda detectar los primeros síntomas de las enfermedades y sepa cuáles son los medicamentos que debe administrar, registrándolo todo en un cuaderno. Si un caso le sobrepasa y no sabe qué hacer, entonces lo deriva al dispensario. El Gobierno les paga muy poco a estos comunitarios, pero su papel mejorará mucho las cosas.

¿Cuál es la situación respecto al VIH?
En el centro hacemos tests de detección y realizamos el seguimiento. Recibimos los tratamientos de manera gratuita poruqe nos ayudan algunas ONGs de Estados Unidos y otros países, pero a veces los cancelan, dejando el tratamiento inacabado, y necesitamos buscar una solución sostenible. Ahora henmos empezado a pagar un poco por los tratamientos. El objetivo es que las personas que conviven con el virus venga, se apliquen el tratamiento y queden en situación de indetectable, pero hay personas que no son conscientes de la gravedad del virus y no vienen, por lo que no reciben el tratamiento. La incidencia es alta, y muchos mueren. Desde aquí, además de proveerles del tratamiento, les brindamos también apoyo emocional y psicológico.

¿Qué ocurriría si las Hermanas no estuvieseis en estas misiones?
Sin las Hermanas, tengo que decir que mucha más gente moriría, sobre todo niños, y principalmente debido al paludismo. Todos a los que prestamos ayuda y seguimiento verían reducida drásticamente su calidad de vida. Recuerdo un enfermo que llegó con una herida abierta en el abdomen, que decía "llevadme a Komborodougou, que las Hermanas me curarán". Habían intentado operarle y no le habían cerrado la herida, que se había infectado. Estuvo entre la vida y la muerte, pero finalmente conseguimos que saliese a flote. Al menos, en nuestros centros no se muere nadie. Mueren quienes se quedan en sus casas. Pero nosotras nos motivamos pensando en aquéllos a los que hemos podido salvar.

¿Qué le decís a los padrinos, colaboradores y benefactores que os ayudan desde la Fundación?
Les damos las gracias por su ayuda. No nos conocen, pero tienen el corazón abierto hacia nosotras. Les damos las gracias por su humanidad. Gracias a los padrinos, muchos niños tienen acceso a la escuela y al comedor, pueden estudiar y comer. Los padrinos no se imaginan lo que supone su ayuda. Y que no se desanimen, que a veces nosotras no podemos hacer el seguimiento de los casos individuales como nos gustaría, pero igualmente les animamos a seguir: es demasiado importante.

Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.

 


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