La tensa espera de un día en la guerra
09/05/2022
Desde Ucrania, el sacerdote claretiano Wojciech Kobylinski, con quien Fundación Juan Bonal mantiene un estrecho contacto para desarrollar su campaña de ayuda a las víctimas, relata el día a día que vive en su trabajo con las personas a las que atiende en su comunidad.
En un día normal, Wojciech desayuna rápido y va a visitar a los enfermos en Borys law. Realiza su labor pastoral durante el día y, hacia las 21:00, regresa de nuevo a Borys law para conducir a compañeros antes del toque de queda.
Ese día, quedaban por llegar algunos autobuses con ayuda humanitaria que tenían que ser descargados, y lo hicieron él y otros feligreses, con un pase especial para ello. El autobús de las 22.00 no llegó hasta las 2:00 de la madrugada, se trataba de dos TIRs con casi 40 toneladas de ayuda humanitaria cada uno. Había docenas de personas llamadas para descargar, todos estaban esperando.
Wojciech viajó después a Drohobycz, donde también recibieron ayuda. A las 10:30, llegaron noticias de que el transporte acaba de pasar la frontera y se suponía que debía de llegar bien. Las personas que esperaban para descargar estaban dispersas temporalmente. La Hermana Nina invitó a Wojciech a su segundo desayuno, y él aprovechó después para lavar los platos, responder algunos mensajes y hacer labores pastorales. Estaba, como los demás, esperando...
Les comunican que la autorización del transporte se retrasó y estaba saliendo del cruce fronterizo, a unas dos horas de distancia. A las 15:00, la noticia era que los camiones ya estaban en Sambora y, en media hora, estarían en Borys law. Docenas de personas ya estaban esperando en el sitio para ayudar a descargar (el doble que antes, las noticias se propagan rápidamente, y la gente no sabe realmente qué hacer). No había camiones a la vista. Wojciech se frustraba, se sentía atrapado allí, perdiendo el tiempo, agotado y sin hacer nada. Para cuando llegaron los camiones, ya se habían reunido unas 200 personas.
Les llegan noticias de que Kharków está en llamas. Por la noche, los rusos disparaban contra la planta de energía nuclear en Zaporozhye. Les dicen que Kiev sigue mejorando. También les dicen que, si la ofensiva va hacia el oeste, puede que Putin quiera cortar la ayuda de Polonia y comenzar una operación militar desde el territorio de Bielorrusia hacia el sur. Entonces, los rusos también podrían llegar hasta este lugar. Pero, por el momento, nada de eso estaba pasando, aunque no se puede estar seguro de nada ni hacer ningún plan. Sólo queda esperar...
La guerra se ha convertido, en esta zona, en una tensa espera. Gente esperando en los cruces fronterizos. Los que cruzaron la frontera, esperando el momento en que puedan volver. Los que se quedaron, esperando y temiendo un mayor desarrollo de los incidentes: tal vez, mañana la guerra llegue aquí también. Todo, en medio de un temporal infernal.
Wojciech mantiene la esperanza y continúa trabajando para atender y ayudar a sus vecinos, a las víctimas y a todo el que puede. La guerra solo trae sufrimiento.
Fundación Juan Bonal es expresión de solidaridad.
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