India afronta una situación alarmante, aún más difícil para las personas sin recursos
29/04/2021
La Hermana Nirmala relata desde Gujarat, en India, cómo la nueva oleada de contagios de COVID ha tenido un intenso impacto negativo sobre la vida de la población, especialmente de los niños y de los trabajadores migrantes.
Ha surgido el temor, tanto en niños como en adultos y ancianos. Es una situación que rompe el corazón: las personas sienten preocupación, desmotivación, falta de inspiración e insatisfacción. Los niños de las escuelas que atienden las Hermanas muestran un regreso al punto de partida y se ha perdido todo el progreso realizado hasta el momento.
El curso escolar comenzó a mediados de marzo y las Hermanas esperaban con entusiasmo que los niños estudiasen mejor y pudieran recibir una educación más completa, pero después de 15 días de clases, el Gobierno ordenó el cierre de todas las instituciones educativas. Los exámenes fueron pospuestos y se ordenó la promoción automática de una parte de los jóvenes, que pasaron al curso siguiente sin haber aprendido todo lo que debían.
Después de Semana Santa, se produjo un alarmante incremento de contagios de COVID, debido a la falta de medidas de seguridad, especialmente en la celebración de elecciones, festivales locales y bodas. La gente olvidó las medidas de seguridad y ahora sufren fiebre, tos, dolores, diarrea y otros síntomas. Los dispensarios médicos en las aldeas están atendidos por doctores falsos y los pacientes se acumulan, esperando desde el alba hasta la noche, y los funcionarios del Gobierno no se atreven a acercarse por temor a la enfermedad. La gente pensó que esto era la fiebre normal por el cambio de tiempo y se quedaron en casa, extendiendo el virus en las aldeas. Todo el cinturón tribal del sur de Gujarat está infectado.
El virus ha cogido a todos por sorpresa. Ha entrado en todos los lugares religiosos, y los sacerdotes y Hermanas se han aislado voluntariamente en cuarentena, y los que se han infectado han sido llevados a los hospitales.
Las ciudades son las más afectadas. Los jóvenes y los ancianos están muriendo en los hospitales. No hay tests, hay escasez de medicamentos y camas de hospital, respiradores y oxígeno, el mercado negro juega con las medicinas y no hay ambulancias para transportar a los enfermos y fallecidos. Los cadáveres se acumulan en los crematorios y las familias tienen que esperar más de 24 horas para poder cremar a sus seres queridos. No se realizan los rituales adecuadamente y no hay personas dispuestas a llevar los cuerpos. La situación es lamentable y muy triste.
El Gobierno ha anunciado otro confinamiento, en algunas zonas parcial y en otras total. Los centros comerciales y mercados están cerrados. La gente necesita salir de las ciudades para volver a sus casas y no hay transporte adecuado para ello, así que la gente simplemente sale corriendo.
Hay dudas sobre la vacuna. Su eficacia y resultado es una gran incógnita, porque se preguntan a qué se debe que la gente muera después de recibirla. En las aldeas hay reticencia a ponerse la vacuna, y se había extendido la creencia de que este virus ataca en la ciudades y no en las aldeas rurales. Por eso el virus ha cogido desprevenido al medio rural.
Entre las familias de los niños que acudían a la escuela, las Hermanas ven a algunos decir a sus padres que no salgan, que están dispuestos a comer menos. Por otro lado, el personal de los hospitales está trabajando muy duro y sin descanso para ayudar a la población, y las Hermanas lo agradecen de corazón: estos trabajadores están dando lo mejor de sí mismos en esta situación. Las Hermanas también envían un mensaje de agradecimiento a todos los benefactores de la Fundación por su apoyo, y rezan para que todos nos mantengamos sanos y a salvo.
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